jueves, 17 de junio de 2010

Carne de nuestras entrañas.



Todo terminó en tormenta.
Poesía.



Poco a poco fui integrando
tu corazón con el mío,
deseaba que se fundieran
para estar siempre contigo.

Juntos latieron un tiempo
sintiéndose a la par felices,
pero el destino callado
fue dejando cicatrices.

Poco a poco se escindieron
las carnes de ambas entrañas,
aunque las de ella llevaron
partes profundas de mi alma.

Todo terminó en tormenta
después que cayó aquel rayo
que se me clavó en el pecho
quebrándolo en cien mil pedazos.

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Autor: Jorge Horacio Richino

Todos los derechos reservados.
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Poema simultáneamente publicado en:


y otros sitios y publicaciones del autor.
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